septiembre 15, 2007

 

El poderío económico argelino frente al cambio de postura socialista en el tema del Sahara Occidental

Espacios Europeos. Bahia M.H. Awah

14/09/2007

El desarrollo de los acontecimientos geopolíticos y estratégicos en estos últimos meses entre el gigante africano, Argelia, y la diplomacia de los socialistas españoles en el poder, ha dado la razón en muy corto plazo a muchos observadores del conflicto del Sahara Occidental, quienes pronosticaban una inesperada y drástica reacción argelina con serias medidas económicas contra los intereses españoles.

El poder del oro negro africano y el corto alcance y visión con que los diplomáticos españoles tratan el conflicto del Sahara Occidental, son los desencadenantes de lo ya advertido por Abdelaziz Buteflika en la última cumbre hispano argelina. Es evidente el malestar argelino con respecto a ese giro de 180 grados que se dio en la política exterior española después de perder el poder los populares quienes mantuvieron una postura loable durante su mandato con respecto al tema del Sahara.

Solo una diplomacia torpe puede autolesionarse inesperadamente ignorando dos elementos fundamentales para tratar el litigio saharaui: la naturaleza y legalidad del conflicto, y la postura de principios del estado argelino mantenida desde los años sesenta sobre un proceso de descolonización inconcluso. No tener en cuenta además la postura de la Unión Africana y el apoyo reiterado de Sudáfrica a los saharauis son otros ingredientes a considerar en política exterior de cualquier país en esta índole de procesos, que conlleva a irreparables errores. Es cierto que hay un laberinto, que debería ser sencillo para toda diplomacia que supiera entender la naturaleza del conflicto en la coyuntura actual.

Tal vez esta reacción tardó mucho en producirse y lo ha hecho en el momento menos esperado, obra por supuesto de la acreditada y serena diplomacia de los argelinos. En un escenario en el que aún está vigente un problema de descolonización, España, como potencia administradora, debería tomar nota en el asunto e ingeniar estrategias a largo alcance alineadas con la legalidad internacional, adoptando una postura clara y sanear errores del pasado sin dejar en consideración los dos elementos anteriormente señalados, la legalidad del conflicto y el apoyo de pesos pesados en el continente africano.

Muchos observadores y analistas del problema saharaui veían con preocupación la probable reacción de Argelia, impulsada por su auge económico, tras haber manifestado diplomáticamente y en varias ocasiones su malestar al ejecutivo socialista. Ningún político español pensaba que el poderío en crecimiento del gigante africano y la dependencia energética española harían causar semejante castigo a la diplomacia socialista en un momento delicado para una economía como la española, que basa su crecimiento en el consumo.

La anulación de contratos millonarios con empresas españolas prescindiendo de su participación sólo puede tener una simple y llana interpretación, aunque se haya justificado en el lenguaje del mercado como una anulación de los acuerdos firmados entre ambas empresas y la estatal Sonatrach, o como ha especulado el presidente Zapatero al señalar una intervención de Sarkozy ante su homólogo argelino, como socio de inversiones de preferencia tanto en materia de energía nuclear como en otros ámbitos, una vez superadas las pésimas relaciones argelinas con el derrotado Chirac.

Los observadores y analistas mostraron cierto optimismo desde que el jefe del estado argelino dio prioridad y oportunidad a los políticos españoles y sus ejecutivos, tras aquella visita que realizó en los meses de julio y octubre del 2003 a España en lugar de hacerla primero a Francia. Entonces se mostró un gesto de buena voluntad en aras a estrechas, posibles y fructíferas relaciones entre ambos estados y economías. Buteflika se reunió con el entonces presidente José María Aznar, quien describió la conversación que mantuvieron como “histórica y culturalmente apasionante", elogiando públicamente al presidente argelino al afirmar que Argelia suponía “una esperanza, de futuro de seguridad y de paz para todo el Mediterráneo”, afirmación que se evidencia con el auge actual de la economía argelina.

La pésima gestión en la diplomacia ha tenido sus lógicas consecuencias. Hay que tener en cuenta la dependencia económica por encima de cuales quieran otras presiones carentes de razón y legalidad con un supuesto “vecino preferente” anegado en serios problemas económicos y políticos.

Las premisas objetivas para los intereses de España en el mercado argelino se presentaron a los socialistas cuando tomaron en marzo de 2004 las riendas del poder, pudiendo haber jugado un decisivo rol ejerciendo presión sobre su débil y “preferente” vecino marroquí y creando estrategias ante posibles daños colaterales. Sin embargo no fue así, Zapatero proclamó unilateralmente la muerte del plan Baker sin que ninguna de las partes lo declarase inviable, votó contra resoluciones en la ONU a favor del referéndum, y para rematar con un disparatado jaque apoyó el plan de autonomía presentado por Marruecos como solución a un problema de descolonización pendiente en la carta de Naciones Unidas.

Entonces qué otras consecuencias podía esperar para los intereses españoles con el país del que dependen un 60% de sus importaciones del gas y el petróleo. Algunos cargos ejecutivos del PSOE intentaron suavizar la crisis de la visita de Zapatero a Argelia, tras la que se hablo de una subida en el precio de la energía de un 20%, con lo que esto supone para los consumidores cuando se calcula que un incremento repercute en una cuarta parte sobre los consumidores (si pactaran un alza del 20%, a las familias le afectaría en el recibo de la luz un 5%).

En su último informe de estudio sobre el conflicto del Sahara Occidental y los intereses de las empresas españolas operantes en Argelia, Iñigo Moré, analista del Real Instituto Elcano, subrayaba en estos términos la importancia del país mediterráneo: “Creemos que este notable incremento comercial es sostenible y se mantendrá a lo largo de los próximos años, ya que obedece a las serias reformas políticas, estratégicas y económicas emprendidas por Argelia desde 1999. Estas reformas suponen para los empresarios con capacidad de riesgo la más relevante oportunidad de la última década. Por decirlo con claridad, Argelia es el único mercado cercano a España que aúna divisas y necesidades de importación”.

La difícil situación para las empresas españolas no se ha limitado solamente a Gas Natural, Repsol YPF o Cepsa, sino ha ido mas allá el poderío del gigante africano para darle más avisos al gobierno español, por mucho que intenten ocultarlo algunos portavoces del gobierno, y la precipitada última visita de Bernardino León a Argel. El ministro argelino de energía Chakib Jelil dejó en estos términos un claro mensaje del que se puede deducir claramente la nueva política de Argelia con sus recursos petrolíferos: "Tenemos el dinero, la tecnología y el gas. ¿Qué pones tú?". Este modelo, deja atrás la política de precios preferenciales como era el caso de España y da paso a una nueva realpolitik energética, en la que los suministros y los precios serán utilizados como "vectores diplomáticos".

La prensa argelina en estas semanas de crisis sigue escribiendo y vinculando las medidas con el cambio de postura del gobierno socialista en el conflicto saharaui.

El rotativo argelino de mayor tirada, El Watan, titulaba en su edición del 9 de septiembre sobre estallido de la crisis: “La anulación por Sonatrach del contrato con Repsol y Gas Natural, jaque industrial o misil político”. La respuesta a la pregunta la da Guy Longueville, economista, responsable de los Estudios Económicos del Banco Interamericano de Desarrollo en un amplio análisis sobre las perspectivas de la economía argelina cuando afirma que "Argelia se ha hecho hoy una potencia financiera regional".

El interés del mercado europeo hacia ese país es hoy una prioridad en la agenda de muchos jefes de estado y grandes consorcios de mercado. Y para verlo en evidencia es suficiente leer la prensa económica y a los analistas políticos que siguen de cerca los decisivos acontecimientos que vive últimamente la economía de Argelia. El pasado 10 de septiembre una importante delegación estadounidense de la Casa Blanca se encontraba efectuando una visita de trabajo en Argel, siendo recibida por el jefe del gobierno y varios ministros. Se sabe que en Argelia operan hasta la fecha 70 empresas de Estados Unidos implantadas en diferentes sectores económicos, y las exportaciones argelinas hacia este país superan los 15 mil millones de dólares en 2007, de los que el 90 % corresponden a los hidrocarburos.

La compra por Argelia del 28% de Cepsa, un paquete que el Santander todavía posee en la petrolera, otorgaría a la empresa estatal argelina Sonatrach una posición de control sobre el ambicioso proyecto del gasoducto Medgaz, otro síntoma de la buena marcha de la economía y planificación del poderío energético del gigante africano.

El escenario que contemplamos estos días no es más que la punta del iceberg, y Argelia ya lo había advertido. Con los cambios políticos acontecidos en los gobiernos europeos parece que es el momento de jugar una buena partida con el ejecutivo del gobierno socialista de Zapatero.

Bahia M.H. Awah, periodista y escritor saharaui

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