septiembre 02, 2007
Trágico fallecimiento de dos jóvenes saharauis en Torrevieja y en Castropol.
Este mes de agosto hemos conocido la noticia de la trágica muerte de dos jóvenes saharauis que vivían en España, en ambos casos con familias de acogida a causa de enfermedades que necesitaban tratamientos que no se les podían ofrecer en los campamentos de refugiados saharauis. Ahmed Dah, de 17 años, falleció ahogado en Torrevieja tras lanzarse al agua cuando el mar ofrecía unas pésimas condiciones a causa del temporal; Mohamed Sid-Ahmed Bani, de 22 años, murió atropellado por un camión cisterna cargado de gasóleo en el concejo asturiano de Castropol, donde residía desde que a los 8 años llegó con el programa Vacaciones en Paz.
Nuestro pésame para las familias saharauis y españolas de los dos jóvenes, y nuestro homenaje y gratitud por esas familias que acogen niños saharauis, bien en verano o bien todo el año en el caso de enfermedades graves, y que saben entender las peculiaridades de la acogida, sin separar a estos niños de sus familias, su cultura y su pueblo. Descansen en Paz. Allah yarhmu.
Muerte de un saharaui
30 de agosto de 2007
Ayer murió en Castropol Mohammed Sid-Ahmed Bani, víctima de un atropello cuando iba en bicicleta. Mohammed tenía unos veinte años. Llegó hace once a Castropol con raquitismo y otras enfermedades. Me decían hace tres noches sus “padres” españoles que los médicos no creían que su sangre fuera la de una persona viva. Pero salió adelante con cariño, voluntad y fe en su pueblo. Llegó a ser uno de los mejores remeros de la trainera de Castropol, y desde hace unos años se dedicaba al atletismo. Trabajaba, estudiaba, no olvidaba a su pueblo. Acababa de obtener la nacionalidad española, lo que paradójicamente le permitía ser más saharaui: con el pasaporte español podía viajar hasta los campamentos y volver, lo que iba a hacer muy pronto.
Aún le recuerdo en charlas, con su darrá y su turbante, ayudando a los de aquí a comprender a los de allá. Un ejemplo. No queda más que apretar los dientes y pensar que su vida fue feliz y plena durante los once años que estuvo aquí, que burló al destino un tiempo largo, aunque este se haya tomado al final su revancha. Al maktuba.
Recordaremos siempre a Mohammed, estará vivo en nuestros corazones, en los de los diez mil niños que vienen cada verano a España, que son acogidos con tanto amor como el que le dieron Fernando y su mujer en su hogar.
Algo más: la maldita curva de Castropol, una chapuza o algo peor de la administración, se ha llevado ya demasiadas vidas.
Gonzalo Moure, escritor.
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Etiquetas: Obituario