mayo 10, 2007

 

Hasta el pueblo marroquí votaría a favor de la independencia del Sahara. Mesa I Jornadas Univ Públicas Madrileñas

*Texto y fotos: Blog Pepitorias, del periodista Javier Sáenz Munilla. Ver aquí

El periodista marroquí, exiliado en España, Alí Lmrabet, se ha preguntado quién tiene el derecho a decidir sobre el futuro del Sahara Occidental, ocupado por Marruecos desde 1975. Se pregunta también si son sólo los saharauis los que deben opinar, si lo es el monarca marroquí y sus consejeros o si también tiene derecho a ello el pueblo de Marruecos, los 30 millones de marroquíes que, afirma, sufren el subdesarrollo de su país a causa del conflicto del Sahara. Asegura Lmrabet, que lo ha sufrido en su propia carne, que el pueblo de Marruecos no puede ni siquiera hablar en público de este asunto, a no ser que se envuelva en la bandera marroquí y, después, a esperar que Dios nos dé lo que venga, dice. Lmrabet responde a sus propias preguntas para decir que la decisión es de los saharauis y que la mayoría, los pros y los anti-marroquíes son todos independentistas, añade. Pero va más allá, porque cree que también lo son los marroquíes. Y no se lo inventa. Asegura que el propio gobierno de Marruecos teme a un referéndum, porque hasta los marroquíes apoyarían la independencia del Sahara Occidental. "Hasta los nuestros votarían contra nosotros", dice Lmrabet que le dijo en una conversación privada Driss Basri, temido Ministro del Interior de Hassan II y que hoy, caído en desgracia, vive en París.

El Marruecos de Mohamed VI no garantiza ni la autonomía

Alí Lmrabet cree que la oferta marroquí de autonomía para los saharauis no es real. Porque Rabat teme que si los saharauis tienen un estatuto, la reivindicación se extendería al Rif y también porque, añade, si un día los saharauis deciden conformarse con la autonomía y entrar en Marruecos, podrían desestabilizar el reino con su gran capacidad de movilización. ¿Qué tal 30 ó 40.000 saharauis en manifestación por El Aaiun o en Dajla? Cree Lmrabet que ya no están los tiempos para que Rabat enviara el ejército a disparar sobre la multitud y dejar las calles con miles de muertos. Pero sí opina que la evolución democrática de Rabat no es tanta como para creer que vaya a organizar, como promete, una Autonomía para el Sahara, con elecciones libres y justas, cuando no lo hace en su propio territorio. Si hasta para que no ganen los islamistas en las legislativas del próximo mes de septiembre, la monarquía ha vuelto a imponer la reforma de su legislación electoral.

La Autonomía sin más no es una opción válida

Para el representante ante la ONU de la República Árabe Saharaui Democrática, la RASD, Ahmed Bujari, la autonomía no aparece como referencia legal en las resoluciones ni en otros documentos de Naciones Unidas sobre el Sahara Occidental.

Todas reconocen el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y específicamente las 1514 y 1541 de la Asamblea General lo definen y proponen cómo debe ejercerse, mediante un referéndum. Pero la opción, referéndum para decidir autonomía sí o no, como pide ahora Marruecos, no está considerado por la ONU, lógicamente, puesto que excluye, de entrada, la independencia.

La autonomía, dice Bujari, es una idea de James Baker, cansado de la posición marroquí, que durante años hizo como que aceptaba el referéndum y que, cuando ya estaba todo listo, lo rechazó. Baker añadió la oferta de que los marroquíes del Sahara pudieran votar y, pese a contar con un censo más favorable, Rabat también se opuso a la consulta. Para Bujari, la autonomía que ahora ofrece Marruecos y pregonan al viento Francia y España, es la opción de los que quieren marear la perdiz y los que pretenden que la causa saharaui sea algo eterno.

Según Bujari, la oferta de autonomía parte de la base de que el territorio del Sahara Occidental es marroquí, lo que no es cierto. Y pretende sustentarse en la presunta generosidad, con lo que no es suyo, de una monarquía medieval que se presenta como moderna y democrática. Como el territorio no es marroquí y 192 países de la ONU votaron a favor de derecho de autodeterminación y de la viabilidad de un Estado saharaui, la solución al conflicto no tiene otra salida que el referendum de autodeterminación, en la que debe votarse al menos sobre tres opciones: independencia, autonomía o pura anexión.

Marruecos debe democratizarse

El profesor de la Universidad Autónoma de Madrid Bernabé López García, considera que la solución del conflicto pasa por la democratización de Marruecos y que ambas cosas van unidas. Los "polisarios", que califican al profesor López García de defensor de las tesis marroquíes, creen que es a la inversa. López García considera que el Marruecos de hoy no es el 1975. Ha cambiado y es más frágil, por el fracaso económico, del que el dispendio del Sahara no es ajeno, con una juventud sin salida que tiene que huir en pateras y, además, abierta al discurso de rigoristas y hasta de yihadistas. Ese Marruecos de hoy, dice el profesor, parece dispuesto a reconocer la personalidad del Sahara, a reconocer (¿querrá decir 'conceder'?) esa autonomía y autogobierno, concluye. Y añade que es cierto que Marruecos está enfermo del Sahara, que la curación depende del proceso que importa mucho no sólo a Marruecos, sino también a España y a Argelia. Para llegar a la conclusión de que, para que todo salga bien todos deben ceder un poco.

Apaches saharauis, autónomos y sin derechos

Alí Lmrabet responde que en Marruecos la gente está harta de este asunto y que desean que, de una vez por todas, los saharauis decidan si quieren ser chinos, marroquíes, saharauis, mauritanos o lo que sea. Y la posición oficial de la RASD la aporta, de nuevo, Bujari, para decir que la autonomía como opción única no la vamos a aceptar, porque el territorio no es marroquí. Dice Bujari que bajo esa autonomía que ofrece Marruecos, a la población saharaui lo que le queda es lo mismo que a la población apache en cualquier condado de los Estados Unidos: entregada al alcohol y a la venta de baratijas a los turistas en sus viejas tiendas de campaña. Autonomía sí o no, sin más, dice Bujari, no es un referendum, sino un plebiscito.

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