junio 23, 2007
“El Sahara Occidental es un infierno”. Testimonio de dos hermanas saharauis activistas de derechos humanas
CANARIAS 24 HORAS. jueves, 21 de junio de 2007
C24H/ Fatma y Mamía Mbarek son dos hermanas saharauis víctimas de torturas y maltratos violando sus derechos humanos y privándolas de su libertad durante 16 años. Así como ellas, muchos ciudadanos del Sahara Occidental son perseguidos por el gobierno marroquí por el sólo hecho de participar en manifestaciones en la ciudad de El Aauin con el propósito de pedir la autodeterminación para su pueblo. Un conflicto que se alarga por décadas, un pueblo dividido entre el exilio y la ocupación, y una situación de inestabilidad que afecta a todo el Magreb.
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CANARIAS24HORAS.COM estuvo con dos hermanas activistas saharauis, que durante 16 años estuvieron presas y vieron morir a muchos de los suyos, incluyendo a sus padres, producto de las torturas y maltratos físicos y psicológicos a los que son expuestos diariamente. Ambas llegaron a Canarias en el año 1999, aprovechándose de la mafia que reina en Marruecos en el transporte de personas a través de embarcaciones irregulares. Llegaron a la isla de Fuerteventura un 27 de octubre de 1999, donde solicitaron asilo político, y desde entonces han dado a conocer no sólo a España sino a varios países europeos la cruda realidad que se vive en el territorio saharaui. Ahora viven en Tenerife, y su mayor deseo es ver libre a su pueblo.
Pero remontémosno a su historia, esa historia que pone los pelos de punta a cualquiera. Una historia que aunque nos la podamos imaginar, nunca se asemejará a la dura realidad que pasaron y las calamidades a las que fueron expuestas hasta el día de su liberación. Fatma y Mamía fueron secuestradas en marzo de 1976 junto a su padre y su madre. Para ese entonces Fatma tenía 18 años y Mamía sólo 14 años. Fueron llevados hasta Marruecos donde estuvieron incomunicados en una celda. La menor de las hermanas fue aislada durante un mes debajo de una escalera. Luego fueron trasladados a otra prisión donde permanecieron 5 años.
"A lo largo de estos 5 años hemos sufrido día y noche torturas y vejaciones. Nos pegaban diariamente, nos tenían prohibido hablar entre nosotros, no había luz, ni asistencia sanitaria, nos llevaban al baño cinco minutos cada 24 horas", relata Fatma al tiempo que recuerda que sólo les daban de comer espaguetis flotando en agua o cereales en platos oxidados.
Señala que no tenían vestimentas, ni mantas para dormir, sólo lo hacían al ras del suelo; y a raíz de esa vivencia se extendieron varias enfermedades entre los presos como tuberculosis, reuma, coagulación sanguínea, migrañas, problemas de visión, problemas digestivos, incluso huno casos de cáncer. A lo largo de estos primeros cinco años de prisión, Fatma recuerda que murieron 28 personas, entre ellas dos mujeres siendo una su madre que falleció en junio de 1977. "Cuando moría una persona le rompen la columna vertebral para cerciorarse de que realmente estaban muertos y para que quepan en las fosas comunes dispuestas para este fin", dijo. Y si a alguno se le ocurría llorar o estar triste por la muerte de alguna persona, recibían palizas y torturas.
Al cabo de estos cinco años, fueron trasladadas de forma "abusiva" y sorprendente en la oscuridad de la noche, esposándolas y unieron a todos los presos a través de una cuerda por los pies, tirando de ellos sin derecho a quejarse porque de lo contrario se les pegaban. "Durante este traslado abusivo murió uno de los que estaban esposados cuando un soldado le dio un golpe con su bota y le estalló la vejiga", señaló.
Fueron llevadas junto a los otros a una cárcel ubicada en el sureste de Marrakech nuevamente sin mantas y al ras del suelo, donde permanecieron durante 24 horas sin agua. Vivieron la misma situación que mantenían en la prisión anterior: alimentación precaria, falta de asistencia médica y un trato vejatorio a diario. "En esta cárcel perdimos a 14 personas, entre ellas figura mi padre que murió en mayo de 1983", resaltó.
En el año 1986, las 59 mujeres que para ese entonces se encontraban en prisión iniciaron una huelga de hambre que duró 22 días y en la que demandaban un juicio justo, la presencia de medios de comunicación, la visita de sus familiares, mejoras alimentarias y asistencia sanitaria. Fatma manifiesta que recibieron la visita de una delegación de Rabat y les dijeron textualmente "Si os morí aquí nadie se va a enterar", algo de lo que estuvieron de acuerdo por que "en 16 años que estuvimos en esas cárceles ni in ser humano, ni un pájaro, ni un mosquito fuera, sabían dónde estaban los saharuis detenidos".
En 1991, por presión de organizaciones internacionales de derechos humanos y ante la exigencia del Polisario para dar con el paradero de los detenidos, fueron visitados por otra delegación de Rabat. Allí fueron trasladados en grupos hacia la capital del Sáhara Occidental donde cada preso debía tener una persona como testigo y que asumiera la responsabilidad de su liberación con la condición de ir preso en caso que se continuara con la lucha por la independencia del Sahara.
"Salimos de esta cárcel pequeña y entramos en una cárcel grande (haciendo alusión al territorio ocupado), padecimos calamidades donde hemos perdido años de vida y sobre todo hemos dejado atrás a nuestros padres", narró agregando que el Sahara Occidental es un "infierno" donde mujeres, niños y ancianos son sometidos a la represión.
"Cada ciudadano en su casa no está seguro que pueda amanecer al día siguiente en ella. Si sales a la calle no sabes si llegas a tu casa. Hay personas que han sido secuestradas en las calles y han sido enterradas vivas en las dunas. En aquellos momentos fueron secuestradas personas y luego han sido lanzadas desde los helicópteros muriendo a consecuencia de ello", detalló.
Aseguran que cuando subió al trono Mohamed Sexto tras la muerte de su padre, se endureció más la represión en los territorios imponiendo un sistema más fuerte, una situación que sigue y se vive de forma continuada actualmente. Hace referencia a las torturas y persecuciones que están viviendo ahora mismo los estudiantes universitarios saharauis en las propias residencias universitarias donde hace unas semanas perdió el ojo una de las estudiantes a consecuencia de los maltratos físicos.
CAMINO HACIA LA ESPERANZA.
La menor de las hermanas, Mamía, expresó que una vez liberadas de la prisión siguieron padeciendo la misma persecución por lo que aprovechando el conducto de la mafia de pateras, pagaron 80.000 duros marroquíes para poder viajar hasta Canarias en una embarcación de este tipo. "Tardamos 36 horas en alta mar, cuando entramos en aguas españolas nos recibió la Guardia Civil y nos trasladaron hasta una comisaría en Fuerteventura donde se nos interrogaron y se nos abrieron un expediente", dijo.
En esa ocasión, cuando la llegada de pateras no era tan latente como la que se vive actualmente, intervinieron abogados y representantes de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) dejándolas en libertad bajo asilo político.
Desde entonces estas activistas saharuis han recorrido España entera dando a conocer el calvario que les ha tocado vivir y la violación de derechos humanos a los que son expuestos los ciudadanos de su pueblo. "Lo que pedimos y queremos es que los medios de comunicación hagan eco de lo que está pasando en los territorios ocupados e informen de las atrocidades y atropellos que padecen los saharianos hoy día", indicó.
Sobre el acercamiento entre el Frente Polisario y Marruecos en la ciudad de Nueva York para lograr una solución al conflicto, estas hermanas desean que se les reconozca su realidad, sus derechos y que a nivel internacional se haga justicia para con el pueblo saharaui, donde puedan celebrar un referéndum y decidan si quieren ser marroquíes o independientes.
Su mayor sueño es que Marruecos retire su plan autonómico y avance hacia una solución para que el Sahara Occidental entre en una nueva etapa y así pueda llegar el día en que el territorio sea independiente y poder volver para reencontrarse con los suyos en un Estado libre.
Etiquetas: Derechos humanos, Mujeres, Represión Sahara ocupado