noviembre 29, 2007

 

Rabab Amidane, estudiante saharaui: “Marruecos nos somete a un férreo control policial”

“Marruecos nos somete a un férreo control policial”

Realizado por: DIAGONAL. Número 65. 15 nov - 28 nov 2007. Libertades y derechos

Sandra Lobato. Madrid

El Uali Ameidan, militante saharaui de 21 años, tras ser detenido y torturado en varias ocasiones, cumple una condena de cinco años en la Cárcel Negra de El Aaiún por reclamar la independencia de su tierra. Rabah, su hermana, inició en Madrid una gira europea para denunciar su difícil situación y la que a diario sufren cientos de jóvenes saharauis.

Rabab Ameidan tiene un año más que su hermano y su misma determinación. Procedente de El Aaiún ocupado, para poder difundir la situación de su pueblo estudia inglés en la Universidad de Marrakech, donde no le permiten vestir su melfa, evidenciar su origen. Nos acerca la realidad que mejor conoce, la del activismo político y la educación, que en su tierra aparece como un derecho vulnerado para los saharauis. “Si vas a la escuela, nunca sabes si vas a volver o no. Menores de 15 o 16 años son llevados a la cárcel. Los niños solían quedarse en comisaría 48 horas, y ahora pueden pasar hasta cinco días, sin comida, durmiendo en el suelo, sin que sus familias puedan visitarlos”, indica.

En el Sahara Occidental no hay universidades, así que aquellos saharauis que desean continuar sus estudios deben ir a Marruecos. Los que consiguen una plaza universitaria deberán enfrentarse diariamente a discriminaciones y a un férreo control policial: “Al salir de tu casa, la policía, de civil, siempre está detrás de ti. Quieren saber cuándo harás la manifestación y quiénes son los coordinadores”, sostiene. Pese a ello, se organizan muchas protestas pacíficas dentro de los campus, especialmente cuando la violencia aumenta en el Sahara. “Estamos tratando de cambiar la falsa convicción que tienen en nuestra contra, especialmente estudiantes y profesores. Que comprendan que no estamos en contra de Marruecos, sino de su Gobierno. Tratamos de mostrarles nuestras maneras pacíficas para conseguir nuestro derecho a la autodeterminación, pero siempre llega la policía a golpearnos brutalmente, hasta llegar a matarnos, como el caso del estudiante Hamdi Lembarki, o el de mi amiga Sultana Jaya, que perdió su ojo a causa de las torturas, o el de mi otra amiga Sumenia, a la que le abrieron la tripa con un cuchillo”. Rabah sabe muy bien de lo que habla: “Nosotras fuimos llevadas a la comisaría de la plaza de Jemaa El Fna, en Marrakech, una plaza donde hay mucho turismo, pero en el subsuelo hay calabozos donde se tortura”.

Las universitarias saharauis están muy preocupadas: “¿Cómo podemos manifestarnos y sobrevivir? Por esta razón me pidieron que fuera a Europa en busca de protección internacional. La policía no solo quiere arrestarnos y golpearnos, sino dejarnos incapacitadas, y nadie ejerce presión sobre Marruecos para parar esto”, señala. El 9 de noviembre, cuando Rabah se encontraba en Noruega tras pasar por Madrid y Lisboa, la policía marroquí destrozó la casa de su familia en El Aaiún y detuvo a todos sus miembros, incluida su hermana de 14 años.

Trabajo clandestino

Crear asociaciones es ilegal, lo que dificulta el desarrollo de las organizaciones: “Nos reunimos clandestinamente y trabajamos en secreto. Ahora escribimos informes sobre lo que ocurre y contactamos con organizaciones de derechos humanos internacionales. Pero, ¿cómo establecer una organización? Es imposible. Ni los marroquíes pueden denunciar lo que pasa en Marruecos”, asegura, antes de dibujar un horizonte estremecedor: “Creo que nosotros no vamos a vivir mucho más tiempo, quizás muramos en la guerra, o en las cárceles marroquíes, pero tal vez los niños de ahora podrán vivir en paz y libertad. La situación es muy mala. Mucha gente, y yo soy una de ellas, estamos pensando en el regreso a la guerra, porque ya no lo podemos soportar más”.

Querella por genocidio

La Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis está de enhorabuena. A finales de octubre, la Audiencia Nacional hizo público un auto por el que el juez Garzón se declara competente para investigar a 13 altos cargos marroquíes por delitos de genocidio y torturas en relación con la desaparición de cientos de saharauis. Esta resolución es la respuesta a una querella presentada el 14 de septiembre de 2006 por la citada asociación contra 31 militares marroquíes a los que acusa, entre otras cosas, de la desaparición de 542 saharauis desde 1971. Entre los imputados por Garzón destaca la presencia de Dris Basri, ex ministro del Interior ya fallecido y hombre fuerte del reinado de Hassan II, así como la del general mayor de Gendarmería, Housni Benslimane, que fue premiado en 2005 con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica a propuesta del Ministerio de Asuntos Exteriores español.

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