febrero 19, 2007

 

La autodeterminación, la única vía

En 1966 España es invitada por Naciones Unidas a iniciar el proceso de descolonización en el Sahara Occidental, el gobierno de Franco envía una delegación de notables saharauis con el objetivo de reafirmar su lealtad a la continuidad de la potencia ocupante en el territorio; mientras Marruecos seguía enfrascado en una gran campaña internacional en la que insistía ante sus aliados la pertenencia del territorio y sus pobladores a su reino.

Naciones Unidas recordaba una vez más a través de su resolución 1514 de 1960 el derecho de cualquier pueblo a la libre descolonización y una delegación de dicha institución visita el territorio en 1975 y constata que la única fuerza política sobre el terreno y que cuenta con el apoyo de la población es el Frente Polisario y pide a España y al Consejo de Seguridad el respeto al deseo del pueblo saharaui de ejercer el derecho a la autodeterminación.

Ante estos hechos históricos innegables para entender la situación actual nadie puede desde su ambigua realidad y desconociendo la verdad que sufren las ciudades de El Aaiun, Dajla y Smara pedirle a sus pobladores que renuncien a sus derechos frente a la barbarie colonial marroquí. Qué impide a los saharauis autodeterminarse, mientras que Timor del Este sí lo ha conseguido y Kósovo esta a punto de independizarse de Serbia. ¿O acaso la cuestión saharaui es incompatible con la aplicación de la resoluciones del Consejo de Seguridad? Quien quiera contribuir a la solución de este conflicto debe pedirle a Marruecos ser un país democrático con un verdadero poder legislativo, judicial y una sociedad civil capaz de entender la realidad de su país y cambiarlo; mientras en este país se reprime, se cierran los periódicos y la palabra del rey es ley poco se le puede ofrecer a los saharauis y a los propios marroquíes en aras a una solución justa y pacífica.

El Sahara Occidental después de treinta años de exilio, de persecución y guerra no puede aceptar una solución que no emane de la voluntad de su pueblo, no puede aceptar su desaparición con la solución trampa llamada autonomía, los saharauis jamás olvidarán el enorme agravio al que se les ha sometido y se les sigue sometiendo, no se les puede obligar a formar parte de Marruecos cuando no existe ninguna relación histórica, ni jurídica que lo avale, intentemos ser justos y demócratas y admitamos de una vez y por todas que no se puede dar una solución injusta a una causa justa en su contenido y forma. Desde Europa se ha avanzado mucho en la libertad de expresión, pensamiento y diálogo; algunos desde su propia realidad social piensan que en otros países existen estos logros y desgraciadamente en las calles de El Aaiun se sigue masacrando al pueblo saharaui sencillamente por defender sus ideas y el Sahara es hoy un territorio cerrado a cal y canto a la comunidad internacional donde la potencia ocupante intenta a través de la represión imponer su autoridad a la población.

Los acuerdos de Houston del año 97 fueron un enorme avance en el cual los saharauis aceptaron negociar el cuerpo electoral del referéndum y valoraron con la Minurso todos los recursos presentados por Marruecos bajo los auspicios del enviado personal del Secretario General de las Naciones Unidas señor James Baker. Más tarde, en el año 2003 bajo presidencia española en la ONU, se aceptó el plan para la libre determinación del pueblo saharaui presentado también por el propio Baker y Marruecos se negó a su cumplimiento, haciendo énfasis en que cualquier solución que no contemple el respeto de su soberanía sobre el territorio es inaceptable y hoy se presenta de nuevo ante la comunidad internacional con el proyecto de autonomía como única salida aceptable, cuando ningún país del mundo reconoce la soberanía de Marruecos sobre esta tierra. Realmente estamos ante un hecho grave que intenta desvirtuar la esencia de este problema convirtiéndolo en una cuestión interna, a la que el monarca marroquí pretende dar una solución basada en un diagnóstico falso que se contradice con el Plan de Arreglo del año 1991 firmado en aquel entonces por su padre.

La voluntad de los saharauis es inquebrantable porque si las viejas generaciones no aceptaron nunca la ocupación, las nuevas están más convencidas de ello y el rechazo de los refugiados, exiliados y los presos políticos que están en la Cárcel Negra es total; por lo tanto cualquier solución que no respete el sentimiento de identidad saharaui expresado en un referéndum de autodeterminación nacerá muerta porque no responde a las demandas genuinas de la libertad en el Sahara Occidental.

Ali Salem Iselmu, Generación de la Amistad


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