diciembre 14, 2006

 

Testimonio de la señora Galia Djimi sobre los hechos ocurridos 10 de diciembre de 2006 en El Aaiun, ciudad ocupada del Sahara Occidental

NOMBRE: Galia Djimi

Activista saharaui de derechos humanos, vice-presidenta de la ASVDH (Asociación Saharaui de Víctimas de Graves Violaciones de Derechos Humanos cometidos por el Estado Marroquí), miembro del Comité de Familiares de Desaparecidos y Ex desaparecidos saharauis entre 1987 y 1991.

Edad: 45 años

Estado civil: casada y madre de 5 hijos.

El 10 de diciembre de 2006, durante la conmemoración del día internacional de los derechos humanos, estaba con mis compañeros cerca del lugar señalado para hacer la sentada que nuestra asociación quería organizar con motivo de esta ocasión.

La ASVDH había informado a las autoridades locales sobre la hora de comienzo, las 17 horas, y el lugar, la plaza NEGJIR, sobre la sentada de acuerdo con la ley en vigor.

Nos acercamos a la plaza sobre las 16:55, y cuando llegamos vimos que las fuerzas de represión marroquíes habían tomado el lugar y habían cerrado todas las calles que llevan hacia la plaza donde se iba a realizar la sentada. Caminamos hacia la plaza pacíficamente, y de repente, el torturador ICHI Abou Hassan, quien iba en su vehículo, un Land Rover 110 blanco, seguido por un grupo de los antiguos GUS (Grupos Urbanos de Seguridad), bajó de su coche, echó a correr seguido de un grupo de oficiales de policía que habían llegado en dos coches. El torturador se abalanzó sobre mí, furioso temblando, con otros oficiales de policía, vestidos de uniforme y otros de civil. Los demás se acercaron a los compañeros que estaban a mi lado: Brahim DAHAN, presidente de la ASVDH; Sidi Mohamed DADACH, premio RAFTO y Presidente del Comité de Apoyo a la Autodeterminación del Sahara Occidental, el activista de derechos humanos Hmad HAMMAD, miembro del mismo comité; Mohamed Saleh DAILLAL, ex desaparecido y superviviente de la cárcel de KALAAT Me GOUNA (cárcel marroquí tristemente conocida por las torturas que se cometieron en ella y donde se retenía a muchos desaparecidos saharauis); Mohamed HAMMIA, activista saharaui de derechos humanos, y otros ciudadanos saharauis y activistas de derechos humanos, presentes en la plaza para participar en la sentada.

Continúo con lo que me ocurrió a mí. El torturador ICHI Abou Hassan se dirigió a mí de una manera muy violenta. Me agarró por los brazos y me sacudió con fuerza, insultándome palabras groseras. Levanté mis manos mientras le contestaba: “Vine aquí de un modo pacífico y les habíamos informado”. Me respondió con una voz llena de odio y rabia: “Calla puta, hija de puta”. Y me dio una patada que me tiró al suelo. Me pilló desprevenida. Tras un momento me levanté con dificultad y alcé de nuevo mis brazos y repetí: “Estamos aquí para celebrar este día que el mundo entero celebra, y como ves nuestras manos están vacías, sin piedras ni armas. Y te pido a ti y a tus hombres que dejéis de torturarme”. Cogió su porra sin prestar atención a mis palabras y comenzó a aporrearme y a darme golpes con la porra en mis nalgas y a gritar como un loco a sus hombres “Vamos, rápido”. Le respondí que no somos criminales ni ladrones para tener que escapar, pero queremos alcanzar la paz a pesar de vuestra salvaje represión. (Les informo que tengo fotos que no puedo difundir en consideración a las partes íntimas en que fui golpeada).

Mis compañeros, que estaban a mi lado, también eran objeto de trato inhumano. Es el caso de Brahim DAHAN, que fue torturado ante mis ojos, fue salvajemente golpeado, y cada vez que caía al suelo era levantado, lo que ocurrió hasta tres veces, entonces un policía de paisano, llegó corriendo, le dio una patada en los genitales y Brahim DAHAN cayó al suelo. Afortunadamente su cabeza no se golpeó contra el suelo por pocos centímetros, lo que le hubiera matado. En ese momento Mohamed HAMMIA se había vuelo hacia Brahim DAHAN para ayudarle a levantarse; los policías intervinieron golpeándole con sus porras y tirándole de la barba. Mohamed HAMMIA es un hombre de 60 años.

Hmad HAMMAD, también frente a mí, fue salvajemente torturado con odio y sin compasión, y le dejaron abandonado en la calle en lamentable estado e inconsciente. Afortunadamente varios ciudadanos saharauis le acogieron en su casa hasta la noche.

Los casos que relato representan sólo a las personas que vi torturar, pero de acuerdo a la información que hemos recogido, decenas de ciudadanos saharauis y activistas de derechos humanos fueron retenidos, torturados y sometidos a tratos inhumanos en las dependencias de la policía y las afueras de la ciudad.

También las casas de los activistas saharauis fueron sometidas a una intensa vigilancia el día antes del 10 de diciembre.

Estas escenas de salvaje represión, que sucedían ante mí, y muchas otras intervenciones contra los manifestantes saharauis, que solamente querían expresarse pacíficamente y disfrutar de sus derechos básicos, me reafirman más profundamente en que los abusos de las fuerzas de represión marroquíes y las violaciones de derechos humanos, persisten en el Sahara Occidental, bajo control marroquí, en oposición a lo que afirma el régimen marroquí y contrariamente al ilusorio discurso que transmiten algunos saharauis que afirman que se ha alcanzado la democracia y que se respeta la libertad y los derechos en este territorio. Sin embargo, lo que nos ocurre, ahora y antes, me da más fuerza para continuar mi lucha por el respeto de los derechos humanos y la libertad en el Sahara Occidental.

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