diciembre 28, 2004
CARTA A ZAPATERO EN FAVOR DEL PUEBLO SAHARAUI
Cartas remitidas por 440 personas del mundo de la cultura y la comunicación,
más otros 3763 ciudadanos, a favor del Pueblo Saharaui
22 de noviembre de 2004
Presidente del Gobierno:
Nos dirigimos una vez más a Vd. con nuevas firmas procedentes del mundo de la cultura que suscriben el documento inicial que hicimos llegar a su despacho el pasado 19 de julio. Sabemos que esta iniciativa no es en vano, ya que conocemos su sensibilidad tanto en el tema del Sáhara Occidental como en el de las opiniones de personas que, por su papel social, sienten la necesidad de expresar su pensamiento no sólo en su obra, sino también en temas políticos.
Tal como se demostró en la manifestación del pasado 13 de noviembre y anteriormente en la sesión del Congreso de los Diputados del 14 de septiembre, la sociedad española está demandando un gesto valiente y decidido del Gobierno que preside. Como Vd. sabe, el comunicado de dicha manifestación fue suscrito por la práctica totalidad de sindicatos y partidos, incluyendo el suyo, el Partido Socialista Obrero Español. Además, lo rubricaban el Congreso, el Senado, los Intergrupos parlamentarios, Juventudes de partidos políticos, Asociaciones, Colectivos y ONG's, Plataformas, Ayuntamientos y Diputaciones... Eran más de 200 los colectivos firmantes, que representan a decenas, cientos de miles de ciudadanos de todo el país.
Estimamos, Señor Presidente, que la resolución feliz del futuro del Sáhara Occidental sería un logro moral e histórico que animaría a toda la sociedad a conseguir mayores cotas de libertad y progreso. Contribuiría a la paz y la estabilidad en la zona y representaría una lección política y diplomática que serviría de ejemplo para resolver litigios en otras zonas en conflicto.
Nos encontramos en un momento crucial. Si ya resulta impensable una decisión contraria al derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, tampoco es aceptable una nueva dilación, porque sume en la desesperación a los exiliados saharauis y hace aumentar el peligro de guerra en la zona, algo que estamos seguros de compartir con usted como una hipótesis enormemente desgraciada para todos los países del Magreb y el mundo entero.
Le aseguramos que no nos hemos incomodado por la ausencia de respuesta a nuestras sucesivas cartas, porque estamos convencidos de su buena intención al respecto, y esperamos con paciencia. Pero sería deseable un gesto por su parte, como podría ser que diera las instrucciones oportunas para que nuestro máximo exponente cultural, el Instituto Cervantes, en plena expansión, no olvidara a los saharauis, que hablan y enseñan el español en sus pobres escuelas de los campamentos, y en la clandestinidad de los territorios ocupados. Sabemos que la disposición del propio Instituto a abrir un centro en los campamentos y otro en Dajla o El Aaiun, pasa por recibir una indicación del Gobierno, y por eso nos atrevemos a solicitarle su intervención.
Como verá, el apoyo a la iniciativa de dirigirnos a usted sigue creciendo, y a los firmantes se han unido nombres como los de Eduardo Galeano, Agustín García Calvo, Gustavo Martín Garzo, Ismael Serrano, Fernando Trueba, Elías Querejeta, Benito Zambrano, José Miguel Monzón ("Gran Wyoming")... Y otros 3.763 nombres menos sonoros, de ciudadanos de todos los ámbitos del país, que también quieren que su voz sea escuchada desde el lugar en el que reside la voluntad popular y que se unen a los 2000 que ya presentamos el pasado 30 de septiembre. Y no sólo el mundo cultural español reclama los derechos de los saharauis. Hace apenas unos días se ha constituido en México una plataforma de intelectuales de aquel país sensibles a la injusticia que se sigue cometiendo con un pueblo como el saharaui, al que sienten especialmente como hermano por su uso fiel y constante de la lengua española.
Como las anteriores, esta nueva carta no debe de ser interpretada como una reivindicación hostil, sino amistosa, por nuestro convencimiento moral de que todos estamos trabajando en la misma dirección. Pero advertimos al mismo tiempo de que la no asunción de la responsabilidad histórica que España sigue teniendo en la definitiva descolonización del Sáhara Occidental tendría un efecto devastador en la sociedad española, y pondría en peligro la sintonía alcanzada con las decisiones más valientes de su gobierno.
Atentamente, en nombre de los 6200 firmantes,