junio 17, 2004
LA POESIA SIGUE SIENDO UN ARMA CARGADO DE FUTURO
Gonzalo Moure acaba de publicar en El Cobre un maravilloso y sentido libro que os recomendamos, “La zancada del deyar”, un viaje al corazón del Sahara que le hizo conocer y entender la esencia del pueblo saharaui. En la badía saharaui, en las tierras de los hombres del libro Gonzalo comprendió por qué los saharauis llevan 30 años resistiendo en el infierno, por qué la certeza de sus convicciones, por qué no saben mentir, por qué no saben venderse.
En el libro nos encontramos con buenos y queridos amigos como Limam Boicha, el poeta y periodista saharaui que acompañó a Gonzalo durante su viaje por la tierra de los hombres libres. Limam forma parte de una generación saharaui que quiere expresarse desde la cultura, empuñando el arma de la poesía y la palabra, en medio de esa reflexión que está surgiendo sobre cómo acercar la lucha de los saharauis a más y más gente, cómo lograr que se les escuche en más sitios.
Los escritores Gonzalo Moure, Ricardo Gómez y Mª Jesús Alvarado llevan tiempo empeñados en esta lucha cultural junto a los poetas saharauis, Ebnu, Ali Salem Iselmu, Fatma Galia, Chejdan Mahmoud, Luali Lehsan, el propio Limam y otros nombres que nos dejamos. Ahora se embarcan también en dos proyectos que esperan llevar a buen puerto: un biblobús en el desierto y talleres para escritores saharauis. Os pedimos que prestéis atención a estas iniciativas, que apoyéis a los artistas saharauis, que escribáis, que llevéis la
lucha de los saharauis (TAN JUSTA, LIMPIA Y CONSTANTE) a todos los foros posibles, que os hagáis, nos hagamos, escuchar.
Un saludo a todos y felicidades por vuestra dedicación
Bahia y Conchi
http://www.casadellibro.com/fichas/fichabiblio/0,1094,2900000977664,00.html
GONZALO MOURE
Una poesía es una bomba de racimo sobre las aguas quietas y podridas de la
sociedad. Y cuando un poeta habla, todo se detiene, hasta el aliento, para poder apreciar mejor el nervio interno que hace posible ese estallido de palabras. El reciente artículo de Limam Boisha en ARSO mostró que detrás de una metáfora hay una dulce metralla.
Limam lanzaba la idea de conquistar las colinas de la cultura para que el Sáhara fuera visible. Es un viejo sueño que comparto con él, desde que viajamos juntos hasta lo más profundo del Tiris, de la Tierra de los Hombres del
Libro. Ahora somos ya muchos los que estamos empeñados en llevar a cabo un proyecto que se parece al caballo de Troya: un autobús cargado de libros
para que desde dentro de los muros de adobe de las madrasas de los campamentos desencadene la rebelión más necesaria: la de la cultura. No me
engaño: sé muy bien que el veneno del Becerro de Oro se extiende por todas
las sociedades, y la saharaui no es una excepción. Si la educación no es
trascendida, si no es llevada cariñosamente hacia la cultura, hacia el propio conocimiento, corre el riesgo de convertirse en una simple lanzadera para las aspiraciones personales más egoístas: llegar a ser una caricatura de los que condenan a los pueblos al vasallaje. La idea del biblio-bús quiere hacer nacer una generación de niños, los jóvenes de mañana, los hombres del futuro, que conozcan su pasado, que suden el presente, y que sueñen con el futuro. No sé cual será el destino del pueblo saharaui, aunque desee el que se merece. Pero sé que, sea el que sea, una generación de saharauis cercanos a la cultura, a la belleza, a la verdad, al ideal de la libertad, será imprescindible. Son muchos ya los escritores, poetas, actores, músicos, profesores e incluso adolescentes que están esperando a que el bibliobús sea una realidad para embarcarse en él durante unas semanas, llevando hasta las escuelas de los campamentos el mensaje de que la utopía es posible, de que la cultura es el bien más preciado, de que la lectura es la puerta hacia el crecimiento interior individual, y hacia la
cohesión social.
Por eso invito a los lectores y oyentes del Poemario a que se sumen a esta
iniciativa, para que pese cada día un poco más y llegue a convertirse en realidad. Lo necesario para ponerlo en marcha, desde su financiación hasta su contenido no es ningún obstáculo. El voluntariado para ponerlo en marcha, tampoco. Sólo necesitamos un último impulso para que las bombas de fragmentación de la poesía y los cuentos lleguen a estallar. Y para que los
niños y las mujeres de Smara, de El Aiun, de Dajla, de todos los campamentos, sonrían al ver llegar tocando la bocina al cargamento de sueños.