abril 04, 2006
La fiesta empezó con las primeras notas del Magat miltkina dulaa. Las palmas, los jaleos, los vivas y las banderas caldearon la atmósfera de la elegante Sala Polivalente. Sólo en temas muy íntimos como Mutamaniyat (deseos), Tirka (nana) o el blues –La tumchu anni- se contuvieron las respiraciones y se degustó la voz herida de Mariem por la pena y los sentimentos profundos.
Con el Sáhara te quiero, Jelefne bi Salam (queremos la paz), Sbar (paciencia) o, la siempre impresionante, La intifada, la sala estallaba una y otra vez. Los más audaces trataban de ganar el escenario para bailar alrededor de Mariem pero al final no les quedaba más remedio que hacerlo en el pasillo. Mariem, encantada, controló bien sus emociones; su voz firme resonó con autoridad. Las guitarras van concierto a concierto recuperando el terreno perdido con la ausencia de Baba Salama. Y las percusiones se afianzan cada vez con mayor rotundidad.
El baile de Vadiya, como siempre, fue otro puntal sólido en la velada, permitiendo un desahogo de las emociones tan a menudo contenidas en el intenso recital de Mariem.
Tras Tenerife, Alicante y Barcelona, le toca ahora el turno a Salamanca (8 de abril, Teatro Liceo) y a Huesca (23 de abril, Fiesta Multikulti) antes de salir para México del 1 al 8 de mayo.
